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Montevideo, Uruguay, 4 de mayo de 2015.

Carta abierta dirigida al Programa La Strada dei Miracoli, a raíz de la presentación en dicho programa del estigmatizado Giorgio Bongiovanni.

Con todo respeto quiero decir que deberían revisar en primer término el título que dan a vuestro programa, “El camino de los milagros”. Quizás debería llamarse: “No existen los milagros”. Porque honestamente como un telespectador común, que ha visto este programa la idea que  uno guarda es que en vez de “salir a buscar los milagros”, vuestra producción busca “destruir milagros”. Primero que nada debemos reconocer que el hombre a todo lo que no comprende, no alcanza a conocer, a todo lo que nuestra ciencia no le encuentra una explicación le llama milagro. Quizás los milagros no existen, en el sentido de que pueden ser explicados perfectamente por una ciencia más elevada  que el hombre no ha llegado a poseer. Pero claro no sabemos ser humildes, y siempre nos queremos colocar como el techo de la creación. A propósito de eso debo decirles que nuestra ciencia no ha demostrado en ninguna forma hasta ahora que seamos lo máximo de la creación.

Hace 100 años la informática hubiera sido considerada un milagro, en el sentido de lo imposible, para la gente de ese momento y hoy por hoy nuestras redes de comunicación, y hasta la economía mundial está sostenida por la informática, con el consiguiente peligro de que con la manipulación informática se podría hacer caer un país. Entonces no debemos burlarnos o desestimar aquello que no entendemos, y tampoco debemos querer encasillarlo a toda fuerza en algo conocido o más o menos explicable.
En el caso de Bongiovanni, se lo ha querido encasillar, a como diera lugar, o, como alguien que tiene un cierto padecimiento mental, por el que debido al “culto al sufrimiento”,  se realiza los estigmas a fuerza de concentración mental, o como alguien que desde hace más de 20 años, se realiza los estigmas en las manos, en los pies, en el costado, y hasta hace unos años también en la frente a fuerza de ácidos o agujas.
Lo que no queda claro es cuál de las dos teorías es válida para ustedes, o para sus panelistas. O quizás no importa cuál, lo que importa es defenestrar a toda costa al señor Bongiovanni, y no sólo a él sino a todos los estigmatizados de la historia.
Quiero contarles algo sobre la vida de Giorgio Bongiovanni, ya que no le dejaron explicar cómo era su vida cabalmente, ni cómo vive su experiencia de estigmatizado.
Formo parte de un grupo de uruguayos que estuvimos muy cerca  de él cuando vivió aquí durante tres años y medio en Montevideo, Uruguay (2004 a 2007), y que hasta el día de hoy continuamos las actividades relacionadas a la Obra de Bongiovanni. En aquél entonces le ayudamos a arreglar cosas tan banales como la casa y la actividad de la casa donde viviría él junto con un grupo de colaboradores, hasta todas las actividades que se realizarían para la difusión del mensaje que porta, así como para otras actividades de ayuda social, como el trabajo de denuncia que él realiza. Pudimos vivir de cerca los días de Giorgio, desde que se levanta hasta que se acuesta. Sus sanguinaciones, y todas las actividades que realiza durante todo el día. Es un hombre de actividad constante, y que debe prestar atención a los más diversos temas durante la jornada, así como informarse constantemente, por lo tanto no le queda tiempo para ningún tipo de actitud reconcentrada sobre sus estigmas. Sólo cuando sanguina se recuesta, como forma de soportar el dolor, y en atención a lo que vive espiritualmente durante ese lapso de tiempo que puede ser media hora, una hora. No 24 horas, no todo el día. Apenas  “repuesto”, se levanta y continúa con la actividad que sea,  puede ser planificar una conferencia o corregir una publicación, o encargarse de organizar un viaje, o de cómo administrar el dinero disponible, o una entrevista que deba realizar por su actividad periodística, en fin, lo que sea. Tampoco vive estas sanguinaciones sólo, sino que mientras ocurren él llama a quienes se encuentren en la casa. Personalmente he presenciado algunas. Además hay una coherencia perfecta entre estas experiencias de las sanguinaciones y las visiones de Cristo, con las actividades que desarrolla de ayuda al prójimo, de denuncia del mal, y el anuncio del Retorno de Cristo, que es algo que se encuentra en el Evangelio además, no es ninguna invención de Bongiovanni.
Por último quiero decir que Giorgio Bongiovanni, nunca dijo ser la reencarnación de Cristo, es más existen numerosas crónicas de actividades realizadas por nuestra asociación aquí en Uruguay y en muchos otros países, donde Giorgio más de una vez aclara que él es un mensajero de Jesús Cristo, y  agrega además que no es digno ni de “atar los cordones de Cristo”. Es decir que cuando se afirma lo contrario se está lisa y llanamente mintiendo, mintiendo a toda la teleaudiencia.
Sería bueno y honorable para vuestro programa que dieran el merecido derecho a réplica al señor Bongiovanni, brindándole el correspondiente espacio para explicar su experiencia de estigmatizado en todas sus facetas, así como él abrió las puertas de su casa a vuestro programa.
Sin más, atentamente
Adriana Navarro.